sábado, 1 de noviembre de 2008

El Principito muerto

Quién más, quien menos, todos conocen al Principito:






Es el protagonista de un libro infantil que narra la historia de un hombre, Antoine de Saint Exupery, el mismo autor, que se encuentra perdido en el desierto del sahara y se encuentra con un pequeño niño con ropas de principe, un niño que le dice que viene de otro planeta muy pequeño, tan pequeño que solo cabe él mismo, al que conocemos como al asteroide b612; habla de cosas de las que solo se piensas cuando se es niño... pero a los que se le ven nuevos matices una vez que eres adulto.

Temas como la amistad, el amor y hasta el sentido de la vida es el principal tema de conversación de este niño... insistente en que le dibujen un cordero.

El niño vino a la tierra para ver nuevos planetas y huyendo de la compañía de una Rosa Vanidosa que además era odiosa, y después de ver varios planetas vino a dar a la tierra... donde se encontró con Atoine, el aviador que estaba reparando su avión... el niño, después de mucho pensar, se dió cuenta de que echaba de menos a su Rosa... y para poder volver a verla, decidió dejar que una culebra amarilla le mordiese la pierna para dejar que su alma volase hasta su casa, porque la esencia de cada ser está en su alma y es invisible a los ojos... y dejó en el desierto el recipiente vacío.

El Principito murió en cuerpo y volvió a su planeta...

Lo que poca gente sabe, es que el Principito al volver a su planeta se encontró con que la rosa había muerto y solo encontró sus pétalos marchitos dentro de la hurna de cristal... y un tallo muerto y reseco, y comprendió que las cosas no duran para siempre.

Así que decidió marcharse de nuevo a ver mundos para conocer más a cerca de otros seres, y llegó a parar de nuevo a la tierra, donde en vez de pedir por favor, que le dibujaran un cordero, pedía...:



El Principito castigado por la vida.


Fué en Almería, donde empecó a pedir por favor que le dibujaran un cerebro para saciar su apetito de muerto, pero fué tal la desventura del Principito, que llegó en vísperas de halloween, y ninguna persona a la que se encontraba le tomaba en serio, ni mucho menos le dibujaría el tan estimado cerebro.



Esta no me sirve, no tiene...



Por esa época, además, el Principito quedó herido y conmocionado al saber que todo: su rosa, su planeta, de nuevo su rosa y hasta él mismo eran efímeros y decidió saciar su apetito al máximo para vivir, que como decía alguien... la vida son dos días, chiquillo, come sesos!

Y el Principito se hartó de buscar cerebros.. al menos se hartó de pedirlos por favor, y además comprendió triste y vergonzosamente lo lejos que llegaban los límites de la estupidez humana, y aprendió que solo hace falta ser un cabrón, que no se puede ir de educado... si quería conseguir lo que se proponía.

Si quiero tu cerebro... lo tendré.

Pobre principito... decían.